Mi etapa en Brighton & Hove Albion FC fue, sin lugar a dudas, la mejor que viví en cuanto a rendimiento y sistema de juego. Todos los aspectos de nuestro juego estaban basados en, primero que nada, respeto al balón. Creo que en inglés es más fácil entenderlo, ya que football significa literalmente balompié, lo que demuestra que este juego está pensado para ser jugado con el balón al pie.
Posesión para terminar la jugada
Nosotros, como equipo, respetábamos mucho el balón, no había pérdidas innecesarias y casi siempre se respetaba el no “regalar” el balón al contrario. Pero atención: no confundamos posesión por tenerla sin más. Siempre la idea fue de crear una superioridad numérica para ir avanzando y, cuando se podía, se jugaba para adelante con el objetivo de terminar la jugada.
Para llegar a hacer esto en cualquier circunstancia, independientemente de como jugara el rival, teníamos un entendimiento del juego espectacular, los jugadores sabían qué hacer la mayoría del tiempo para lograr nuestro objetivo.
Recuerdo haber tenido la oportunidad de ver, tras un partido nuestro, un informe del equipo rival sobre nosotros. En este informe decía: CUIDADO, Brighton cuando salen de atrás jugando tienen plan A, B, C, D y así hasta que encuentran la forma de salir, algunas veces también en largo, obviamente.
Se necesita tiempo para lograrlo
Este entendimiento entre nuestra forma de ver el fútbol y lo que los jugadores lograban en el campo no lo he podido repetir en otros clubes por distintas razones. Pelear el descenso en la Premier, la calidad del futbolista, la idiosincrasia del club… todo esto afecta pero estoy convencido de que la principal razón de no poderlo repetir ha sido el “tiempo” en el mismo club. Con el tiempo se puede ir mejorando, añadir ciertos jugadores con las características adecuadas y, por lo tanto, ir avanzando, conectando con el jugador, etc.
Repito, nosotros jugábamos independientemente del rival, manteníamos la posesión y creábamos superioridad para atacar, independientemente de la forma de jugar del rival. Daba igual si presionaban alto o si se echaban todos atrás, nosotros “sabíamos” cómo jugar ese partido.
Esto se fue creando gracias al entendimiento y a los jugadores, ya que nosotros preparábamos un partido y, cuando empezaba, el equipo rival había cambiado completamente su forma de jugar. Entonces los jugadores tenían que improvisar (algo ya entrenado pero no esperado para este partido) y jugar ese partido ellos.
El entendimiento entre staff y jugadores de mi etapa en Brighton quedará grabado en mí para siempre.
Para que lo terminen de entender, debo decir que la relación que mantenemos hasta el día de hoy con la mayoría de los jugadores de esa época es genial. Lo más lindo es cuando nos encontramos y siempre sale alguna historia de algún partido en el que ellos disfrutaron de una manera increíble. ¡Imagínense cómo disfrutamos nosotros desde el banquillo!